La procrastinación (o postergación) consiste en retrasar aquellas actividades o situaciones que deben atenderse prioritariamente, sustituyéndolas por otras de menor importancia o más agradables, bien por pereza a la hora de realizarlas o bien por temor a afrontarlas.

Se trata de un trastorno de la voluntad en el que, la persona, asocia la acción que debería realizar, con estrés, con el dolor, o un cambio no deseado o temido que le causa ansiedad o frustración a nivel psicológico, a nivel físico (en los casos en los que se requiere un esfuerzo a este nivel) o a nivel intelectual.

¿Qué es la procrastinación

¿Por qué procrastinamos?

La procrastinación se puede asociar a diferentes factores y a determinados trastornos psicológicos, pero sin lugar a dudas, uno de los disparadores más frecuentes es el miedo al fracaso.

En este sentido, procrastinar, es posponer aquello que puede ser percibido como difícil, abrumador, inquietante, peligroso, desafiante o aburrido, es decir, aquellas cosas que requieren de esfuerzo y, por este motivo causan estrés. En este sentido, hablar de procrastinación y de trastornos de adicción es hablar de dos fenómenos que están estrechamente vinculados.

Por qué procrastinamos

Mañana lo dejo

Cuando hablamos de adicciones una de las primeras cosas que se nos viene a la cabeza es, sin lugar a dudas, la postergación indefinida del abandono de la misma.

La persona que padece una adicción, precisamente por la propia naturaleza de este trastorno, se encuentra con una gran dificultad a la hora de gestionar su voluntad y sus impulsos. Y, una vez activados los mecanismos de dependencia, la idea de enfrentarse al cambio y salir de la adicción se presenta como una gran fuente de estrés; un enorme y difícil esfuerzo y una tarea fuera de su control. Aun en los casos en los que, el adicto, es consciente de los efectos negativos que esa adicción conlleva.

De hecho, el discurso de la adicción, en su mismo germen, contiene una de las bases de la procrastinación: «ya resolveré o enfrentaré el problema más tarde».

El círculo vicioso: malestar, adicción, procrastinación, malestar

Es decir, el mantenimiento de la adicción, arrastra consigo una conducta claramente evasiva que lleva al adicto, a interpretar a priori la evitación, como una manera de deshacerse de la ansiedad que le provoca la idea de abandonar la adicción y que, sin embargo, a la larga, solo acabará causándole una ansiedad mayor y dando lugar con ello a un círculo vicioso en el que, tratando de evitar un trance desagradable, lo que se obtiene es una consecuencia más desagradable y peligrosa.

De hecho, el hábito de procrastinar en las adicciones, se asienta sobre algo más complejo que el simple hecho de posponer, puesto que esta evitación se produce en conjunción con otras circunstancias.

De hecho, las estrategias cognitivas, racionales, emotivas y conductuales para frenar el abuso de sustancias se aplican a la procrastinación, y viceversa y, en ambas, el componente emotivo, es decir, el estrés, el malestar emocional y los trastornos coexistentes, resultan ser un área central en la que trabajar a fin de superar ambos comportamientos y generar resiliencia emocional.

Tanto en la procrastinación como en el abuso de sustancias o en las adicciones comportamentales, se observa baja tolerancia a la tensión y una tendencia a la negación, llevando a la persona a seguir el camino que le supone, en primera instancia, un esfuerzo menor. De hecho, en este círculo vicioso de procrastinación y abuso de sustancias, siempre está presente una recompensa engañosa en forma de alivio inmediato de la tensión. Pero, ese alivio pasajero, no hace más que fortalecer estos dos hábitos problemáticos y tremendamente autodestructivos, aumentando, además, las posibilidades de reincidencia.

Romper el eslabón de la procrastinación para sanar la adicción

Para conseguir frenar con eficacia este círculo vicioso procrastinación-abuso de sustancias/conducta adictiva, debe abordarse el problema de forma integral, comenzando por enfrentar uno de los principales obstáculos en ambos hábitos dañinos: la negación o el autoengaño.

En este sentido, a la mayor parte de adictos, les resulta muy difícil superar la procrastinación a la hora de iniciar las acciones correctivas necesarias para romper un ciclo adictivo, por lo que se aferran a la negación o justifican los aplazamientos a futuro dándose una serie argumentos dirigidos a no enfrentar el proceso de abstinencia y mantenerlo, pues evidentemente supone una tarea que implica una tensión emocional negativa en un primer momento, pero completamente necesaria para poder conseguir una recuperación exitosa.

Por este motivo es prioritario aceptar la responsabilidad del hábito de la adicción y entender que, la procrastinación, finalmente, también tiene una fecha de caducidad al respecto de sus consecuencias, es decir, no enfrentar el cambio, supondrá un coste mucho mayor a medio o largo plazo.

Además, entre otras estrategias, también resulta vital:

  • Desmentir las excusas de base

  • Entender que identificar y aceptar el problema es un primer paso crucial para resolverlo, pero que ver ese problema, no siempre implica tomar medidas para solucionarlo

  • No ceder al engaño de la procrastinación reactiva y realizar un análisis de los costes y los beneficios de abandonar las conductas dañinas, en lugar de aceptar las excusas de la reacción evitativa

  • Acepta el reto de la auto-manipulación

  • Entender que, la persistencia en la aplicación de medidas contra la procrastinación es una forma más segura de avanzar hacia el autocontrol y el control de los acontecimientos que se producen a nuestro alrededor

  • Distinguir entre recompensas genuinas y ficticias

  • Trabajar en el manejo de los tiempos y en la capacidad para planificar y autorregular los comportamientos con el fin de lograr resultados favorables

  • Entender y aceptar que, tanto la recuperación de una adicción, como el cambio de cualquier hábito negativo como la procrastinación, supone un esfuerzo, un aprendizaje, la experimentación de cierto nivel de estrés y un trabajo para obtener un dominio progresivo y que, las soluciones rápidas, aunque pueden crear una ilusión de progreso, este, rara vez es más que un efecto placebo que pronto se agota, produciendo mayor frustración y desánimo

  • Y que, paradójicamente, la elección del desafío que supone el camino de «ganancia a largo plazo» y la toma de acción para mantenernos en él, terminará por resultar la opción más sencilla y saludable

Y, por supuesto, contar con ayuda especializada a fin de trabajar la base emocional, psicológica y cognitiva de estos dos hábitos dañinos interrelacionados.

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Por este motivo, si necesitas ampliar esta información o buscas ayuda para dejar de procrastinar y abandonar la adicción, no dudes en contactar con nosotros.